Capítulo 22 - Querer es poder -

Me temo que no he empezado muy bien con el bailarín, nada más entrar ellos y verme a mí, se le cambió la cara por completo, me puse nerviosa al ver que él lo estaba, notaba como el corazón se iba acelerando poco a poco.
Cuando el director se fue James se sentó a mi lado y sacó los libros, pero una vez estaban sobre la mesa y los dos estábamos listos para empezar la clase ninguno decía nada, yo intenté disimular un poco ya que la situación era bastante incomoda. Cogí el boli para hacer como si fuese ha apuntar algo, pero para colmo cuando voy a quitarle la tapa se me resbala de las manos cayéndose al suelo. Me doy media vuelta y voy decidida a cogerlo pero el pie se me engancha con la pata de la mesa y noto como James reacciona rápidamente y me sujeta del brazo evitando que me caiga de morros y me dé con la mesa del lado. Giro la cabeza asustada, el bailarín se me queda mirando directamente a los ojos y yo le respondo con la misma mirada. La situación incomoda aumentaba por momentos, hasta que por fin salieron las primeras palabras de sus labios rosados, después de la bronca del polideportivo claro.

James : Eres un poco patosa ¿Lo sabías?

Ali : No soy patosa.

James : ¿Entonces, te pongo nerviosa?

Ali : ¿Empezamos de una vez? Tengo que estudiar y no puedo perder el tiempo.

James : Esta bien, perdoneme.

Me dice con una sonrisilla mientras me da el boli culpable de que casi me rompa los dientes. Yo no puedo evitarlo y noto como me sale una sonrisa de esas que salen sin darte cuenta y después de eso por fin empezamos con la clase.

Al acabar la clase.

Al recoger las cosas bajamos hasta la puerta y...

James : Ya me has torturado bastante ¿ No crees ?

Ali : Que va

James : que no dice, dejame al menos acompañarte a casa.

Ali : ¿Ves a esa chica morena de allí, la que está en la moto? Ella me lleva a casa.

James : Bueno pues... Tú te lo pierdes.

Mientras en casa. (Narra Marcos)

No lo puedo soportar más, estoy en una casa llena de extraños. Que puede que sea mi familia pero sigo sin recordar nada y eso me mata. No sé que me gusta hacer, no sé que comida no me gusta ni cuál es mi favorita, no sé si tengo novia, si tengo mejor amigo... Y lo peor de todo es que noto como esto va cada vez a más. No sé que hacer.

"¿ Marcos puedes bajar un momento por favor ?" Me chilla alguien desde la cocina.

Bajo despacio las escaleras, me noto un poco raro, como mareado. Cuando llego, está sacando una bandeja del horno, es un bizcocho de limón y la verdad es que tiene buena pinta.

Sara : ¿Quieres merendar ?

Marcos : Claro, no me vendría mal un poco de azúcar. Pero no me has llamado por eso ¿ Verdad ?

Sara : Quería saber como estabas, que tal llevabas lo de...

Marcos : Mal, si te digo la verdad no me acuerdo ni de tu nombre.

Sara : Este bizcocho os lo hacía todos los años por vuestro cumpleaños.

Marcos : Como que nuestro cumpleaños...

Sara : Sé que el médico dijo que no podía ayudarte a recordar pero...

Se va hacía el salón y yo detrás de ella, coge la tablet y me dice que me siente.

Sara : Quiero que veas esto, es un vídeo con fotos y vídeos desde que eras pequeño hasta ahora, espero que te sirva.

Al cabo de media hora

Notaba como la primera lágrima caía y recorría mi cara, y después de esa ya venían todas seguidas sin poder evitarlo. Una vez se acaba el vídeo me levanto corriendo en busca de ella.
Está en la habitación guardando la ropa cuando entro y la sorprendo con un abrazo al que le añado tres palabras, tres palabras que consigo susurrarle entre lágrima y lágrima.

" Te quiero, mamá. "




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