Esas noches, esa vida.

Noches buenas, noches tranquilas, noches repletas de esperanzas, de ilusiones, de sueños surrealistas con los que muchas veces sueñas hasta despierto ya que todo eso es mejor que esta cruda realidad. Te acabas de despertar y ya estas deseando que llegue ese manto oscuro con sus miles de estrellas iluminándolo todo para poder observarlo de nuevo desde tu cama. Esa en la que vas construyendo un sueño tras hecho y que cada vez se va acercando más a lo que es tú medida exacta. Un sueño en el que no hay capítulo que no te guste si no que a cada paso que das, cada página que vas dejando atrás, a medida que avanzas tu cuento va mejorando y ese te engancha más que el anterior. Te mantiene intrigada, con ganas de más.

O noches a secas, noches de esas en las que no hay cosa que sea capaz de hacerte dormir. De esas en las que los recuerdos invaden tu mente y poco a poco sin que te des cuenta vas viendo más borroso que al principio, miras hacia ese techo lleno de pegatinas que iluminan toda la habitación y notas como poco a poco se te va mojando la cara. Una lágrima. Otra. Y siente como si de un grano de arena acabases de crear la montaña más grande.

Noches en las que le das una y otra vuelta a la misma cuestión aun sabiendo que ya tiene su respuesta definitiva. Sabes que, la mayoría de las veces es mucho mejor dejarse llevar sin pensar demasiado en las consecuencias que puedan conllevar, hacerlas sin más.

Es igual que cuando tienes para comer algo que no te gusta nada, mejor hacerlo rápido y sin pararte demasiado. Lo único que puedes hacer para que salga bien es pensar en el postre, ese que te quitará todo lo amargo, ese que saboreas hasta el más mínimo trocito y disfrutas en todo momento ya que lo consideras como un regalo tras haber sido capaz de pasar por todo lo anterior.

A sí que solo me queda darte un consejo, aprovecha cada momento sin importarte nada ni nadie. Ya que como sabes, vida solo hay una y hay que disfrutarla y vivirla al máximo, pero sobretodo vivirla a tu manera. Da igual las veces que te equivoques ni lo que tardes en hacerlo, pero hazlo. A cada error que cometas vas creciendo un poco más y al final, llegarás a lo más alto.

Recuerda: Cada minuto de tu vida es único e irrepetible.

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